Desde Rosario en vuelo golondrina

IV Encuentro de Comunicadores Estratégicos

El vuelo matutino del último viernes de noviembre nos convocó. Muchos eran los sitios posibles para este colectivo itinerante que ha sabido ser a una y otra orilla de Rosario. Pero el cuarto encuentro, fue en el centro. Nos presentamos, aunque no hizo falta, de entrada –sabíamos-, contamos con algo en común, este deseo de indagar esas otras dimensiones de la comunicación que puestas en juego se constituyen en una red recíprocamente transformadora: del contexto, de nosotros mismos.

Así fue que, ya mate y delicias en mano, arrancamos con la primera dinámica: “Nombres estratégicos”. Algunos ya lo traían de encuentros anteriores, otros se bautizaron allí. Cada quien debía pensar un adjetivo que comenzara con la inicial de su nombre y que lo indentificara para luego acercarse a la mesa central donde había objetos que ayudarían a explicarlo. Entonces, pensaba en cómo nuestra aotoorganización comenzaba a decir presente en tanto, tras mezclarnos en tejidos de manos que se cruzaban para tomar objetos, cada cual tomó uno, que calzó perfecto para definirse ahora. Allí comenzó esta experiencia cognitiva que transitamos por senderos de juegos, debates, miradas y risas.

El recorrido previo derivó en que este cuarto encuentro se centrara en Marcas de Racionalidad y Versión Técnica Comunicacional. Aquí también, se puso en práctica aquello de desandar caminos para volver a andarlos. Con este propósito, analizamos diferentes piezas que debatimos y compartimos, teniendo en cuenta las cuatro preguntas que propone el análisis de marcas: ¿Cómo está organizada comunicacionalmente la situación?, ¿Qué recursos se ponen en juego?, ¿Qué se propone conseguir comunicacionalmente?, ¿Qué logra? Realmente fue un disparador que propició el intercambio de opiniones entre los grupos respecto a cada pieza, y permitió aprehender qué queremos captar con este análisis.

Así, en el transcurrir de la tarde, llegó el turno a la Versión Técnica para lo que se tomó como situación a la propia Escuela de Comunicación Estratégica de Rosario, y analizamos aspectos que se pondrán en común en un quinto encuentro que, se adelantó, será en febrero.

Como las golondrinas, nuestro vuelo se autoorganizó de tal modo que, unos antes, otros después tomaban la punta por un rato y se vivieron momentos enactivos o enactuados donde pasamos de un poema recitado en zigzag por entre los bancos, a un relato del segundo encuentro definido como puente porque dio lugar a un tercero, que a su vez abrió las puertas a este último. Donde, conviviendo en la selva nos autoorganizamos para conseguir abrigo, agua, luz y alimento. Y, donde, como broche de oro, nos visitó una diva.

Cuando al comienzo hablábamos de algo en común de quienes habitamos este espacio comunicacional, y trayendo cuestiones que se tiraron en el día, podría decirse que tal vez tenga que ver con una incomodidad que cosquillea el lugar del comunicador hoy, incomodidad que invita a repensarlo. Repensar la incomodidad, se dijo. O tal vez sea que compartimos esta sintonía acuífera de la comunicación, que nos deja fluir más vivos en cada encuentro y en cada debate.

Este relato vino a mi memoria al pensar en nuestro IV Encuentro, que dio origen a este vuelo. Seguramente, para febrero las golondrinas estratégicas se autoorganizarán en una nueva formación.