Aportes de aquí y de allá

Despertares enactivos, por Leandro Frígoli

La comunicación estratégica eje resolutivo ante los desencuentros escolares.

Compromiso y Cambio

En toda Institución Educativa, como en toda organización, se vivencia a diario situaciones conflictivas. La palabra conflicto, en su uso natural, trae aparejada la idea de personas que portan el mismo, antagonismo, choque, daño, emociones negativas pero también cambio. Sin embargo no es solo eso, es también el entorno en que sucede, la historia que sostiene esas personas , las formas en que se emiten los mensajes, por ello personalmente , elijo llamarlos "desencuentros" , con la convicción de que esta palabra genera la idea de configurar o rediseñar un nuevo vínculo, la representación de que " conociéndote , y conociéndome, nos encontramos". Entendiendo por "encuentro", al momento único, personalísimo, por el cual se crea una conexión que abarca la comprensión de los que somos cada uno, desde la historia, cultura, idiosincrasia, contexto; observando a la vez que el otro, con el que se produce el desencuentro - conflicto- también lo posee. Y es en ese momento que, con una mirada, un gesto, una palabras emitida desde la conciencia de saber quién es la persona que escucha, se encuentra el camino, canal comunicacional, en que el vínculo se restablece, se transforma y crea uno nuevo, limpio de calificaciones para hacer del problema o situación que desencuentra, una solución, un nuevo encuentro, un nuevo entorno, una forma de ser distinta a partir de allí.

Considero la importancia de saber y advertir, que un desencuentro es una situación real, única en su momento de esos actores, pero que no son los actores mismos. Separar las personas de las acciones o de las situaciones es una primera tarea, seguida de saber desde dónde cada actor genera tal o cual conducta inarmónica para el sistema en el cual se encuentra. Esto seguro trae aparejado un entrenamiento, un saber hacer, dado que las matrices desde las cuales nos formamos atendían a otros puntos de vista en las resoluciones de este tipo de situaciones, totalmente respetables, pero que van quedando obsoletas ante la realidad cambiante. Mi intención en el análisis, no es adaptativa al acompañamiento de una realidad momentánea sino más bien transformadora, creadora de un entorno y por tanto de formas de accionar desde el compromiso, entendido como antes lo mencioné.

Luego de realizar una investigación en una organización escolar, desde esta mirada, y en el marco de la metodología de comunicación estratégica que sostiene Sandra Massoni, es inevitable observar cuán lejos estamos de realizar esas transformaciones en las escuelas, que en definitiva hacen a la felicidad, en este caso de pertenecer y accionar desde todas las lugares que participan los integrantes con las funciones que se tengan en las Instituciones educativas, extensiva también a otras organizaciones. No es que no seamos felices en ellas, sino que ante situaciones de confrontación dejamos de serlo, porque la resolución beneficia solo a uno de los implicados, y las mismas situaciones en su escalada, resurgen sin ser modificadas. Sin embargo, lejanía no es ausencia, la implementación tardará, pero llegará. Y llegará por que es necesario "saber crear" entornos que nos permita un vinculo ecológico, participativo, cooperativo y comprometido con la Institución o sistema al que pertenecemos, como lo son los equipos en el cual todos persiguen un fin y objetivos, que se plantean en cada Proyecto Institucional Educativo.

Todos los cambios en Educación se plantean desde diversas perspectivas con respecto al fin último. Desde la legislación vigente en Argentina, se afirmar que la Educación " brindará las oportunidades necesarias para desarrollar y fortalecer la formación integral de las personas a lo largo de toda la vida y promover en cada educando/a la capacidad de definir su proyecto de vida, basado en los valores de libertad, paz, solidaridad, igualdad, respeto a la diversidad, justicia, responsabilidad y bien común", según lo establece la Ley Nacional de Educación 26206 en su artículo 4°. Por tanto, los desencuentro, en Educación , en la convivencia escolar, requieren un nuevo abordaje desde todas las miradas y puntos de partidas, como lo sería por ejemplo, los Institutos de Formación Docente, las Instituciones educativas, las organizaciones que nuclea al personal de servicio en una Institución, centros estudiantiles, padres, y la comunidad en general. Considero que el sistema de sanciones desaparece con la propuesta de Comunicación estratégica, que las situaciones de desencuentros serán bienvenidos para generar los cambios que surgen, y que surgirán en el momento en que la organización deba cambiar en alguna situación que desencuentre como una brújula que redefinirá un nuevo rumbo.

Compromiso, sumado a la comunicación estratégica, será aquel eje que trasforma una promesa un objetivo, en realidad. La palabra que brindará en forma sana una intención que hace resurgir acciones cooperativas nuevas. Para esto es necesario saber que solo se concretiza en un tiempo, un tiempo que debe estar estipulado en el horario escolar, en el cual se protagonice el diálogo , la observación y la escucha sin juicios, y a partir de allí , la trasformación que llevarán a crecer y trascender a sus integrantes y a la Institución.

Lic. Rosana Matilde Gamboa

Queridos compañeros. Por estos días me estoy preguntando si existe el periodismo tal como lo hemos imaginado. Es mas, a veces me cuestiono el concepto mismo de periodismo. ¿Cuántos son los que tienen verdaderas posiciones personales tomadas? Me refiero a la posibilidad de mirar desde su subjetividad honesta, como debería ser en todos los casos, y poder descubrir que hay grises, que no es todo K o anti K como los medios y el mismo gobierno se encargaron de instalar. Que hay medidas positivas que se mezclan, como en un entramado, con cuestiones mal resueltas o decididas a la luz de la corrupción, los negocios, las conveniencias. Me pregunto también si la única manera de combatir un multimedio es creando otro que se le oponga. Si así fuese y no hubiese otra salida, ¿cuánto tiempo creen que pasará hasta que ese nuevo multimedio sea tan pernicioso como el que se pretendió combatir? No se qué nos espera en el futuro, pero esta falta de espíritu crítico que se transmite desde los medios, no augura ninguna ventura. Los medios son y serán formadores de opinión. Siempre los medios educan. De una forma u otra, educan, generan estructuras de pensamiento que arrastran a la gente a pensar eso y nada mas que eso. Teniendo una educación sin cambios desde hace doscientos años, en manos de la iglesia que es paradigmaticamente la institución que por antonomasia pretende que nada cambie, ¿ qué podemos esperar de ella? No se está fomentando, ni desde la educación ni desde los medios, el pensamiento independiente, el albedrío, la posibilidad de generar criterio propio para tener mas y mejores valoraciones de lo que nos pasa.

No es posible hacer periodismo hoy tal cual están dadas las condiciones. O mejor dicho, no es posible en los grandes medios. Creo, yo, que la forma es olvidarse de la fama y de los oropeles y buscar las grietas donde decir lo que realmente estamos pensando. Eso, los pequeños medios, internet, emisoras comunitarias, diarios y revistas de pequeña tirada. Una especie de resistencia solapada que vaya socavando los pilares de esta monstruosidad informativa a la que nos han llevado. Claro que, eso se hace mas difícil porque tenemos varias generaciones de periodistas, maestros, educadores que ya están formateados de esa manera y ni siquiera advierten que es posible el cambio, no pueden tampoco ejercer la autocrítica porque la tienen mutilada por la ceguera y el vacío cultural y mental al que fuimos sometidos.

No resulta fácil hablar de periodismo sin pensar en nosotros mismos, como ciudadanos, como argentinos intolerantes, racistas, cómplices en su momento de la dictadura militar, que ahora, menos mal comienza a llamarse cívico-militar. No podemos encarar ningún tema si antes no nos miramos, profundamente, si no analizamos de dónde venimos, qué nos pasa con la pertenencia o la falta de ella a esta tierra. Venimos de inmigrantes que venían a hacerse la américa, a fundar no ciudades, sino campamentos de saqueo para llevarse todo. ¿Por qué ha de resultarnos sorprendente ahora que se sigan llevando todas nuestras riquezas, si siempre fue asi?

De estas cosas también habría que nutrir al periodismo, no solo de los temas que fija la agenda de los multimedios. Producir la información, no levantarla, investigar, no copy paste. Crear, en definitiva.

El conocimiento es, según Epicuro, lo que nos hace perder el miedo y acercarnos a la felicidad.

Abrazo serrano.

Quique Pesoa

Ser comunicador

Ser comunicador es una profesión de riesgo. Digo profesión cuando debería decir atributo, y digo de riesgo porque en la práctica se juega el cuerpo y la palabra. Llegué a la carrera de Ciencias de la Comunicación digamos, de casualidad. Tenía 17 años y, como buena hija de libreros, quería seguir en el mundo de las palabras. Sufrí los primeros años, la adaptación fue difícil, no tanto por el estudio o el esfuerzo, tal vez sí por la particular forma de hacer el recorrido. En los últimos años, ya más madura, comencé a disfrutar todos los momentos. Durante la cursada de una materia del último año me cruce con un texto de comunicación estratégica, era muy corto, pero tuve que leerlo muchas veces para comprenderlo. “La comunicación se piensa como momento relacionante de la diversidad sociocultural y las estrategias como dispositivos de cambio social conversacional”. Recuerdo que cuando pude entender desde dónde estaba hablando, aluciné. Años de formación universitaria comenzaron a hacer sentido en ese momento. Para mí, ese texto y el trabajo de campo posterior, fueron determinantes para comprender, interrelacionar, discutir y cuestionar autores, teorías, prácticas y comenzar a transitar mi camino.

Cuestionar, indagar y sacudir las miradas y prácticas establecidas implicó poner el cuerpo y dejarse atravesar por los sentidos en discusión. Creo que hacerse cargo de las posturas, argumentar e involucrarse en el diálogo es una forma de llenar de afecto nuestras prácticas, de darle matices y textura a nuestro “estar siendo” comunicador.

Esta profesión, esta forma de estar siendo comunicadora, creció en mí alimentada de miles de experiencias académicas, personales, familiares, que se fueron conectando, a veces de forma azarosa (¿acaso existe el azar?) para permitirme navegar en este mundo fluido, a veces flotando en la orilla y otras (las ansiadas), buceando en las profundidades de la complejidad y el encuentro.

María Campano - 2012